La crisis ha provocado
que los ayuntamientos se instauren en una economía de subsistencia. Los
ciudadanos seguimos pagando los impuestos, pero éstos apenas dan para abonar
las nóminas municipales y mantener los servicios básicos. Si vives en el centro
todavía percibes algunas mejoras, pero si resides en una barriada sólo notas
deterioro por donde caminas. Es como si el reloj de las inversiones se hubiera
parado. No hay dinero ni para tapar boquetes. Los gobiernos tampoco andan
sobrados ni de imaginación ni de gestión, por lo que sólo queda el pataleo.
Las redes sociales permiten
ahora que las quejas ciudadanas sean más visibles. Cada barriada tiene una
historia que contar, pero algunas lo hacen en voz más alta. Por ejemplo en
Facebook hay un grupo de Algeciras que se denomina “El Rinconcillo existe” que,
con cámara en mano, va colgando todas las deficiencias que arrastra la zona.
Esta barriada, que hace tiempo que dejó de ser de segundas residencias ya que
cada vez viven más vecinos todo el año, padece un abandono histórico. Lo sé
porque pasé allí los veranos de mi infancia y muchos equipamientos siguen
siendo los mismos.
Esta misma semana
aparqué en una parcela municipal de El Rinconcillo, en cabo Finisterre, y
constaté la cantidad de basura que se acumulaba. Al lado, en unos solares
privados, más de lo mismo. Una imagen patética. Más si cabe ya que esta playa
en verano es una de las zonas más frecuentadas. Supongo que ahora que se
acercan la festividad del Carmen y la romería marítima de La Palma, que se
estrena este año como de Interés Turístico Andaluz, el Ayuntamiento se esmerará
en acondicionar el barrio. Pero estos festejos duran un día y los vecinos
quieren que su barriada esté decente todo el año. Es lo mínimo que se puede
pedir.
Imagen de una parcela municipal en El Rinconcillo. |
Un poco más arriba está
la barriada de El Acebuchal, también bastante reivindicativa. Su asociación
tuvo la osadía de colgar hace tiempo una pancarta recordándole al alcalde que
también existen. La Policía Local acabó retirándola pero consiguió lo contrario
a lo deseado, el denominado efecto
Streisand, ya que la protesta tuvo entonces mucha más repercusión en las
redes sociales.
Leyendo esto me podrán
decir ustedes que sólo veo lo negativo. Que a los actuales equipos de gobierno
les ha tocado bailar con la más fea y tomar las riendas de los consistorios en
la peor crisis económica que se recuerda. Y es verdad. No lo tienen nada fácil.
Pero cada gobierno se marcó unas metas al inicio de mandato. Algunos estuvieron
más pegados a la realidad y otros fueron más ambiciosos. El de mi ciudad quiso
tener como tarjeta de presentación el eslogan “Algeciras capital” y, que
quieren que les diga, yo no veo muchos cambios. La obra que está haciendo el
puerto, los edificios del Campus Tecnológico y de Zona Franca, que dependen de
otros organismos, y poco más. Bueno, eso sí, mucha pintura. Primero azul y
luego blanca con los escudos del Ayuntamiento.
Lo que sí borda el
equipo de gobierno de Algeciras es la organización de los festejos y el boato.
Jura de banderas civiles, Corpus, Feria Real –la de este año–, noches
especiales y demás. Y es plausible siempre que no se use como cortina de humo,
tipo circo romano, para no ver toda la realidad del municipio.
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