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Cuéntame un cuento

La modernización de la línea ferroviaria Algeciras-Bobadilla vuelve a ser el campo de batalla político en la comarca. Como cada año, por estas fechas, cuando el Gobierno central presenta sus Presupuestos Generales del Estado (PGE) y se vuelve a constatar el trato discriminatorio que dispensa al Campo de Gibraltar. El Ejecutivo de Rajoy destina en las cuentas de 2015 para el ferrocarril 50 millones de euros. Una cantidad de nuevo irrisoria que frustra las aspiraciones de los agentes económicos y sociales de la comarca. Lo peor no es que nos vuelvan a tocar las migajas frente a los miles de millones de euros que se reserva para la zona del Levante, sino que de lo poquito que se ha destinado a esta obra desde 2012 todavía no se ha ejecutado nada. Por lo tanto, qué más da la cantidad que se incluya en los papeles mojados de los PGE si luego el Gobierno no es capaz de iniciar las obras. Un cuento chino que ahora nos venden en tableta.

El PP quiere relanzar la provincia de Cádiz como plataforma logística. Muchas fotos y muchos foros pero, a la hora de la verdad, todo suena a fantasmada. Cómo vamos a creernos este proyecto si después no apuesta por su pilar básico, como es la mejora del tren. La Unión Europea tiene claro el potencial del Campo de Gibraltar. Por ello incluye a Algeciras como punto clave en dos de sus corredores dentro de la Red Transeuropea de Transporte Ferroviario de Mercancías. Lo que ve Bruselas, hasta Corea del Sur, no es capaz de percibirlo Madrid. ¿Miopía o castigo político a Andalucía? Lo mismo da. Lo importante es el daño que se hace a la comarca, al frenar el desarrollo económico de una zona tan castigada por el desempleo, mientras se sigue beneficiando a los puertos de Valencia y Barcelona.


Los dos grandes motores económicos de la comarca, el puerto y las industrias, llevan años insistiendo en la necesidad del tren. Pero ni caso. Este año no sólo hay pataleta. La Junta de Andalucía va a dar un paso adelante y ha anunciado que va a denunciar los PGE ante la Unión Europea por incumplir las directrices de ésta sobre los plazos del tren. Tanto el Parlamento como el Consejo Europeo aprobaron que la Algeciras-Bobadilla tendría que estar finalizada en 2020. Su modernización requiere de una inversión de unos 1.300 millones de euros. A este paso parece imposible, ya que tan sólo se han presupuestado unos 115 y todavía no se ha hecho nada.

El Gobierno del PP sigue pasándose por el forro las directrices europeas respecto al tren comarcal. Un pasotismo que contrasta con el celo que pone a la hora de cumplir los mandatos de Bruselas cuando se trata de recortes y de reforma laboral. Ahí Rajoy es el alumno aventajado de Merkel. 

El PP ha vendido los PGE de 2015 como los más comarcalistas de la historia. Tiene tela. No es de extrañar que no se lo haya creído nadie y que las críticas hayan sido unánimes. El montante total se desinfla si le quitas lo correspondiente a las inversiones previstas por la Autoridad Portuaria, que se autofinancia, y para la reindustrialización, que hay que devolverlas. Sin desperdicio la partida de 5.000 euros para la A-48. A este paso la carretera entre Algeciras y Tarifa va a ser la más estudiada del mundo, tras tres décadas mareando la perdiz los respectivos gobiernos. Sólo se salvan los 5 millones para el Acceso Sur de Algeciras pero, como en el caso del tren, hasta que no vea que empiezan las obras sólo me estarán contando otro cuento.    

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